Es común ver un sin número de disfraces sexy para las mujeres en la época de Halloween. Sin embargo, al vestirse de tal manera, las mujeres podrían sufrir el “slut-shaming” de parte de otras personas, pero pueden utilizar sus disfraces para combatirlo.
“Slut-shaming” se refiere a cuando una mujer es criticada o juzgada por vestirse de manera que muestre más cuerpo de lo que es socialmente aceptado.
Aun así, las mujeres podrían tomar esta liberación sexual como medio para combatir este fenómeno.
La liberación sexual surgió a finales de los 1960 con la premisa radical del tiempo que las mujeres, igual que los hombres, disfrutaban del sexo y tenían necesidades sexuales. Esto también involucró a que las mujeres se vistieran como desearan, ya sea provocativo o no, como modo de empoderamiento. A pesar de eso, los opositores del movimiento acudieron a la crítica y el odio contra los sexualmente liberados. De hecho, esta comportamiento está arraigado en nuestra cultura, pues ya es habitual juzgar a una mujer por la forma en que viste.
“Creo que es importante pensar que como sociedad nos han enseñado a ver el cuerpo de las mujeres (sustentado por el discurso religioso) como sucio, como hay que controlarlo, con una dudosa idea de lo respetable y todo lo que tiene que ver con la sexualidad también es tabú”, expresó la doctora Catherine Marsh Kennerley, profesora de Estudios de Mujer y Género en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras.
Por lo tanto, el evento de Halloween ya no es meramente una noche de disfraces con dulces y miedos.
Ahora, al emplear los disfraces sexy, nace un potencial para las mujeres luchar contra las críticas sexistas que habitualmente aguantan.
Así, todos y todas las personas se sentirán empoderadas al dotar vestimenta que verdaderamente deseen y se sientan a gusto.
KMCV