De jueves a domingo, en el Paseo de Diego en Río Piedras, un local pintado de colores mixtos y estampado de leopardo sobresale entre negocios cerrados para dar la bienvenida a toda persona que quiera disfrutar de un almuerzo vegetariano, tomarse un café, o presenciar un espectáculo de drag, sin importar la identidad de la persona.
«No transfobia, racismo, homofobia, (y) machismo» lee el letrero justo a la entrada de Loverbar, un restaurante y barra cerca del casco urbano riopedrense. La necesidad de un espacio seguro para las personas de la comunidad LGBTQIA+, en el barrio universitario, motivó su apertura, según la dueña del negocio, Jhoni Jackson.
«La misión de Loverbar ahora es ofrecer un espacio más seguro para la comunidad queer y trans. […] Necesitábamos un espacio […] especialmente porque hay mucha gente en Río Piedras que no tienen carro», afirmó la también periodista acerca de cómo cambió la misión del local durante su trayectoria.
La idea para crear el espacio originó en el 2016, cuando Jackson aún era dueña del negocio Club 77, una discoteca oscura donde la música electrónica retumbaba en sus paredes antes de la pandemia, ubicada a pasos de Loverbar. Ahí, organizaba espectáculos de transformismo y arte queer con un colectivo de artistas que se llamaba De Show.
Tras renunciar al local como propietaria, Jackson decidió llevarse su propuesta artística de drag shows, y se propuso crear Loverbar como un espacio para poder presentar, de forma consistente, espectáculos de artistas LGBTQIA+.
Sin embargo, abrir un negocio pequeño al margen de la avenida Ponce de León resultó costoso, según la dueña, por lo que tomó un receso del proyecto en el 2017 para ahorrar dinero, con su empleo de reportera, para poder abrir el espacio ahora, tres años después.
«Yo estaba tomando como un break para enfocarme en el periodismo […] para invertir en este proyecto, porque recaudar fondos logró un poquito más de mil pesos, pero toma mucho más que eso para abrir un negocio», relató la organizadora de eventos mientras se ajustaba su mascarilla negra con estampado de corazones.
Hoy día, no existe De Show como un colectivo. Las artistas se separaron y formaron sus propios grupos, y la cantidad de dragas se multiplicó exponencialmente en Río Piedras, recordó con entusiasmo la periodista.
A pesar del aumento de artistas en la escena artística, aún existía una ausencia de espacios seguros para las personas de la comunidad, en especial para las personas trans.
En el transcurso del 2020, seis personas transgénero han sido asesinadas en Puerto Rico; una de ellas fue Michelle Ramos Vega, una mujer trans encontrada baleada y muerta, en San Germán, el 30 de septiembre. La semana después, Nicole Pastrana fue apuñalada y golpeada con un bate en Río Piedras por tres hombres.
Ante un ambiente peligroso para esta población, la misión de Loverbar es que exista un espacio accesible donde estas personas puedan organizarse, realizar eventos, y socializar sin sentir temor a enfrentarse a una agresión.
«El propósito fue tener un espacio para De Show, pero también para la comunidad queer, porque hay una diferencia entre una barra queer y una barra gay. Es la inclusividad. Ser antiracista, protrans y pro no-binario», enfatizó Jackson.
Apertura durante la pandemia
A pesar de los retos que presentó la apertura durante la pandemia, por el toque de queda y otras medidas implementadas por el gobierno para mitigar el contagio del COVID-19, Loverbar abrió sus puertas al público el jueves, 20 de agosto.
«Estábamos esperando los permisos desde diciembre pasado. […] Al fin nos dieron los permisos (en agosto), y dije: vamos a abrir ahora, y lo haremos funcionar», expresó la oriunda de Atlanta.
Cerca de la barra, con decoraciones surtidas de Halloween, un marco detalla una regla adicional para los clientes. “Mascarilla requerida para ser atendidx!’’, se advierte con el letrero.
Jackson y su equipo tuvieron que repensar la idea original del local para cumplir con las medidas de salubridad ya que inicialmente solo se había contemplado que Loverbar fuese una barra queer dentro de la vida nocturna riopedrense.
Al rediseñar el modelo del negocio y ver sus efectos durante las primeras semanas de apertura, la empresaria se percató de que la necesidad de espacios seguros para esta población, durante el día, era aún mayor.
«Nos dimos cuenta […] que necesitábamos un espacio durante el día también. Un lugar donde se pueda ir por un café, un lugar donde puedes comer almuerzo y sabes que no te faltarán el respeto. Yo estaba pensando en términos de la vida nocturna porque la comunidad es muy nocturna […] Existimos durante el día también, sabes. Necesitamos espacios durante el día donde nos sintamos respetades», relató Jackson.
Aunque el espacio retomará parte de su rumbo original eventualmente, por ahora permanecerá accesible durante el día como restaurante de brunch.
El menú del local, teñido de un rosa neón con recuadros verdes y blancos, detalla toda la variedad culinaria que ofrece Loverbar. Resaltan hamburguesas vegetarianas, empanadas, avenas de cúrcuma, waffles, y hummus. Al dorso, una lista de cafés, jugos naturales y batidas.
Jackson señala que el menú cambiará pronto, pues buscan incluir más opciones, como una ‘’BBQ Vegana’’, que incluye unas alitas de coliflor con un mac and cheese vegano.
«Yo creo que cuando se acabe la pandemia, yo todavía quiero abrir durante el día. Yo creo que es importante. Y también de noche, pero para tener un espacio durante el día porque no todes quieren estar hasta las dos de la mañana en una barra. No todes pueden estar hasta las dos de la mañana, tienen sus trabajos, tienen razones. No todes quieren beber», puntualizó la periodista, quien diversificó el menú de Loverbar con jugos naturales y batidas para personas que no quieran beber alcohol.
Por otro lado, el negocio cuenta con un clóset comunitario, en el que las personas podrán donar ropa o intercambiar piezas por las que hayan en el tendedero. Del mismo modo, podrán tomar piezas gratuitamente, de no contar con ropa para realizar un intercambio.
«Quizás traigan algo luego, quizás no, pero está bien porque hay muchas donaciones aún. Lo que a mí me importa es que la gente puede escoger ropa cute, y llevársela, (ya sea) zapatos, carteras y joyería […] porque todes merecemos sentirnos y vernos bien», explicó Jackson, quien reconoció que las personas de la comunidad LGBTQIA+ suelen contar con menos recursos económicos.
A pesar de las restricciones, el negocio ha organizado eventos de drag todas las semanas a través de un sistema de reservaciones y con énfasis especial en el uso de mascarillas.
Cada domingo, las artistas de drag, mayormente situadas en Río Piedras y el área metropolitana, organizan espectáculos de temáticas variadas en Loverbar. Una tarima pequeña, en el centro del local, cubierta con una alfombra azul, y decorada con un asiento redondo contra la pared, sirve como el escenario para las dragas de la comunidad riopedrense.
Debido a las limitaciones por el distanciamiento social, los shows no han sido tan elaborados como antes, detalló Jackson. Sin embargo, aseguró que, en un futuro, podrá aspirar a crear ese tipo de espectáculo.
Inclusividad como modelo de negocio
El éxito financiero no es la meta final de Loverbar, según la corresponsal para varios medios digitales estadounidenses. Parte de la propuesta de la barra era asegurar que cada persona empleada en el local fuese de la comunidad LGBTQIA+, pues la empresaria subrayó la escasez de oportunidades de empleo para personas trans y queer, especialmente si son de raza negra.
«Si te contratan, no hay garantía de que respetarán tus pronombres o tu identidad. Una de las personas que trabaja aquí tuvo que renunciar a un empleo porque le faltaron el respeto de una forma transfóbica. Aquí, sabes que automáticamente serás respetada», agregó la periodista, quien afirmó que cada empleado en Loverbar es queer o trans.
El exilio de jóvenes puertorriqueños es una consecuencia de la economía en la Isla, según Jackson, pero reconoció que no todas las personas tienen el privilegio de irse del país a buscar mejores oportunidades, por lo que ella intenta ofrecerles «empleos dignos» a sus empleados.
Asimismo, la dueña del local criticó el salario mínimo en Puerto Rico y la tendencia, entre algunos dueños de barras, de reducir los salarios de los empleados que reciben propinas.
«Yo no pago 7.25 la hora, yo pago más […] Yo no voy a ser parte de eso. […] Quiero que las personas tengan empleos dignos», afirmó con un poco de irritación en su voz.
Del mismo modo, la dueña asegura que las transformistas merecen ser remuneradas de forma justa, pues «el drag es caro».
Ética queer
La misión de Loverbar se basa en el concepto de la interseccionalidad acuñado por la feminista Kimberly Krenshaw. Para la dueña, ella aplica este concepto a algo que denomina «ética queer«.
«Es tomar en cuenta que la identidad de una persona no es una sola cosa. Los privilegios y opresiones de una persona se afectan por las identidades que las personas perciben», señaló Jackson.
A fin de asegurar que sea un espacio seguro, Loverbar reserva el derecho de admisión desde la entrada de la barra con un letrero que prohíbe varias formas de discrimen como parte de su «ética queer«.
Por otro lado, las artistas que colaboran en el espacio también deben comprender la importancia de respetar las identidades de los demás dentro y fuera del local. La dueña suele tener más precaución con transformistas que no ha conocido previamente.
«Quiero hablarles sobre nuestra ética. Quiero sentirme segura sobre la persona […] Es importante para mí que las temáticas, los performers, y lo que se diga en la tarima concuerde con nuestra ética queer. Eso es mi único requisito. Podría ser lo que sea, después que no conflija con lo que creemos», exhortó.
Educación contra la violencia
Aunque Loverbar busca ser un «espacio más seguro» para las personas queer y trans, la violencia en contra de esta población y las mujeres continuará hasta que se eduque para erradicar el machismo, según Jackson.
«Yo creo que la violencia está conectada a la falta de educación y a que vivimos en una sociedad patriarcal y machista […] Si hablamos de Puerto Rico, hablamos sobre una sociedad conservadora, con algunos fundamentalistas, personas que creen que las personas LGBTQIA+ no merecen los mismos derechos. El machismo que provoca los femicidios es el mismo que causa los asesinatos de personas trans», planteó la periodista.
Por otro lado, la dueña del negocio exhortó sobre la importancia de implementar la perspectiva de género en las escuelas para «comenzar a llegar a un cambio».
«Tenemos que cambiar la perspectiva de las personas desde la raíz. ¿Por qué están secuestrando y agrediendo a las mujeres? ¿Por qué matan y asaltan a las personas trans? Hay que atender el asunto en su raíz», agregó.
El alivio que un espacio seguro puede brindar, ya sea para sanación colectiva, crear comunidad, u organizarse entre sí no es suficiente para erradicar el discrimen.
«Los espacios seguros son necesarios, […] pero no van a cambiar la mente de tantas personas. Lo que (las) cambia es la educación, y un gobierno que lo apoya, porque no tenemos un gobierno que apoye los derechos de las personas LGBTQI», afirmó Jackson.
Del mismo modo, ella espera que las personas mayores de la comunidad LGBTQIA+ puedan converger con los jóvenes para que comprendan la importancia del lenguaje inclusivo para personas con identidades no binarias.
Por su parte, la dueña escuchará a la comunidad para estar a su servicio, pues desea que las paredes rosadas y cubiertas de corazones del local sean «para todes».
»Quiero que las personas me digan qué podemos hacer para mejorar el espacio. No puedo decir con seguridad cuál será el impacto. Espero que brinde alegría a la comunidad», concluyó, sonriendo detrás de su mascarilla.
A través de la página de Instagram del negocio, se encuentran los horarios, menús, y la opción de registrarse para los próximos eventos de Loverbar.